Para el 2 de abril de 1982, había sido padre de su tercer hijo y se encontraba en los entrenamientos militares de Río Gallegos.

Piloteaba un avión A-4C Skyhawk de origen norteamericano, lo llamaban el “avión para egoístas” porque cabía una sola persona. La aeronave estaba equipada con misiles muy básicos de origen israelíes. Para disparar había que ubicarse en un ángulo de treinta grados en relación con el enemigo. La munición inglesa podía ser disparada en cualquier dirección.

Su primera salida fue el 1° de Mayo, no tuvo contacto con el enemigo pero el radar le informó que compartían el aire con un Patrulla Aérea de Combate (PAC) inglesa.

Los aviones argentinos volaban en altura para consumir menos combustible y descendían para evitar el radar. Existía una distancia de 21 kilómetros (tres minutos de vuelo) en la que quedaban expuestos al radar enemigo.

Intervino en unas nueve misiones, pero no siempre alcanzaron el objetivo. A veces por cuestiones meteorológicas, otras por las patrullas inglesas. Cuarenta y tres pilotos argentinos murieron en la guerra.

Daniel regresó a su casa el 17 de junio de 1982. Las tripulaciones áreas tuvieron el beneficio de visitar la familia durante el combate. El 8 de junio, luego de una misión, viajo a Mendoza a encontrarse con sus seres queridos

Fuente: Prensa Mar Chiquita