Viernes 29 de Marzo de 2024
LA HOMILIA DEL DOMINGO - Aporte del Padre Julio Aguiar

Ante la no realización de la Santa Misa, el Padre Julio Aguiar hace llegar la Homilia.


Ya en las puertas de la Semana Santa en este último domingo de cuaresma, siguiendo la cateqursis bautismal, la liturgia nos trae el gran don del bautismo que es la Vida en abundancia. Por eso Jesús se autoproclama: YO SOY LA RESURRECCIÓN Y LA VIDA. Por eso el verdadero sentido de la Semana Santa es la VIDA NO LA MUERTE.
La primer lectura del profeta Ezequiel nos muestra como el pueblo resurge de la muerte y Dios le infunde su Espiritu para que viva.
El Evangelio nos muestra. A Jesús que resucita a Lázaro y le devuelve la vida.
Y en la segunda lectura San Pablo nos recuerda que los cristianos debemos vivir según el Espíritu de Cristo.
El relato del Evangelio nos muestra dos maneras de ver la realidad sobre todo las situaciones adversas. Poder pensar concretamente la pandemia que está azotando nuestra humanidad.
La primera es verla como un castigo de Dios, una desgracia, una fatalidad y creemos que por ser personas religiosas no nos tiene que pasar. Tú amigo le dicen a Jesús cuando le informan la muerte de Lázaro y como ellos le reclamamos que nos atienda de inmediato. Sino buscamos en otras cosas porque creemos que Dios no nos atiende.
La otra postura ante la adversidad nos la muestra Jesús: Él mismo ve en todo la mano de Dios. Contesta Jesús al anuncio de la muerte de su amigo: ESTA ENFERMEDAD ES PARA MOSTRAR LA GLORIA DE DIOS.
También la liturgia de este domingo nos pone ante dos tipos de muerte.
La que nos conmueve a todos ante la de un ser querido: la muerte física.
Pero hay otra muerte en vida: la espiritual. Cuando en nosotros muere la fe, muere la la esperanza, muere el amor. Cuando matamos a Dios en el corazón.
Hay muchos muertos en vida. Cadáveres caminando. Muertos en vida por la tristeza, la angustia, la soledad, el miedo, la enfermedad no aceptada, el egoísmo que no deja ver la necesidad del otro, la envidia que mata la alegría de compartir, el orgullo que no nos deja ayudarnos por Dios y los demás, el odio que elimina al otro, los vicios y dependencias que matan la libertad.
Como Lázaro estás muertes llevan tiempo de almacenamiento en nosotros y huelen mal. Por eso hoy Jesús con la. Misma fuerza que le dijo a Marta nos dice a nosotros: QUITA LA PIEDRA. Esas piedras que nos impiden gozar de la vida de la gracia que Él nos da.
Con esa misma fuerza nos grita como a Lázaro: SAL FUERA. de ese sepulcro de muerte que nos hemos creado.
Hoy como Marta y María llamemos a Jesús para que no dé esa Vida que vence toda muerte.
Como Lázaro escuchemos la voz de Jesús y dejémonos inundar por su presencia que es Vida
Que así sea.


Padre Julio Aguiar









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