EL DEPORTE COMO BANDERA DE UNA CIUDAD: SERGIO PITU MONTES

Sergio “Pitu” Montes es un maipuense que cumplió uno de los sueños de cualquier deportista: defender la camiseta de la selección argentina. En esta nota charlamos con el jugador de handball que milita actualmente en Dorrego, equipo que compite en la liga más importante a nivel nacional.

Sergio “Pitu” Montes tiene 33 años, vive en Villa Ballester y es extremo derecho de Dorrego, un equipo de Morón que forma parte de la Liga de Honor de la Federación Metropolitana de Balonmano. Campeón en 2018 con el club, hasta ahora el único en su historia, Pitu hoy nos abre las puertas de su casa a través del Zoom para charlar sobre su pasado, presente y futuro.

Pasó tardes enteras en el Polideportivo Municipal de nuestra ciudad. Gracias a sus cualidades saltó a Estudiantes de La Plata en 2006. Sus actuaciones a sus 18 años deslumbraron los ojos de Eduardo Gallardo, por entonces técnico de la selección juvenil argentina. Integró el plantel que finalizó en cuarto lugar en el Mundial de Bahréin 2007; fue campeón con la selección junior en el Panamericano Argentina 2009 y formó parte del equipo sub-21 que terminó sexto en el mundial de Egipto 2009.

P: ¿Qué evaluación hacés de esos torneos de Bahréin y Egipto?

R: Son torneos muy duros. Te encontrás con personas o equipos de Europa que son profesionales ya con 17-18 años. Son gente que ya vive del handball. Nosotros jugamos el partido con Alemania en junior y lo ganamos por uno. Alemania tenía cuatro o cinco jugadores profesionales. A Croacia le ganamos en el juvenil, un equipo al que nunca se le había ganado. A diferencia de otros equipos en 2007 teníamos muy buena técnica, pero no tanto en físico. Hoy los chicos a la edad de juveniles están metiendo mucho gimnasio. Se volvió mucho más físico el handball y lo estamos entendiendo, estamos sacando camadas de jugadores de mucho físico para poder estar mano a mano con los europeos.

P: ¿Cómo comenzó tu pasión por el handball?

R: La pasión por el handball empezó cuando me convocaron a la selección. Ahí tenía que elegir, tomar una decisión. A mí el básquet me gustaba muchísimo. Pero el llamado a la selección y estar día a día entrenando y a su vez entenderlo, ya me quedó como parte principal el handball. En 2006 llegó a Estudiantes, juego el primer torneo ahí y en 2007 ya me citan en la selección juvenil sería que sería sub 17-18 y después junior que es 19-21.

P: ¿Recordás ese momento en que te enteraste que ibas a Bahréin?

R: Me acuerdo haber salido de entrenar, ver la lista y lo primero que hice fue llamar a mi mamá llorando diciéndole “¡quedé, quedé! Se me pone la piel de gallina ahora mismo recordando ese momento. En un año pasar de estar jugando en el poli y pasar a jugar un Mundial me pareció mucho de golpe. En ese momento me costó disfrutarlo, porque era algo que no me lo esperaba. Me hubiese gustado disfrutarlo un poco más y no sentirme tan presionado. Pero son enseñanzas que le dan a uno en la vida y está bueno dejar de presionarse mucho en el deporte. Nosotros somos el equipo que hizo historia en inferiores en el handball argentino tras haber quedado cuartos y después en Junior quedamos sextos perdiendo el partido con Egipto por un gol y nos quedamos afuera de jugar una semifinal.

P: ¿Por qué lo veías como imposible una convocatoria a la selección?

R: Porque en ese momento era muy difícil que uno del interior ocupara ese lugar. Hoy se está abriendo un poco más ese juego. Mendoza y Mar del Plata están sacando jugadores buenos que están compitiendo y que le están ganando a los equipos de la FEMEBAL. En ese momento era muy difícil que viniera un mendocino y quedará, que llegara uno de Maipú, que no lo conoce nadie y quedara. La única duda era esa antes de saber la lista, pero físicamente y deportivamente me sentía apto para estar donde estaba. Cada vez que me tocaba entrar metía y no erraba. Me merecía estar en ese lugar.

P: Si te menciono la Escuela Municipal de Deportes o el Polideportivo, ¿qué se te viene a la cabeza?

R: Muchas cosas. Me pasé una vida metido ahí haciendo handball, vóley, básquet, y salto en alto. Yo paso por el poli cuando voy a Maipú y es acordarme de mi infancia. De cuando tenía 9-12 años y me pasaba todas las tardes ahí. Era mi lugar, mi segunda casa. Obviamente disfruté mucho estar ahí. Recuerdo salir del colegio, hacer las tareas y arrancar a las 2:00 de la tarde y volver a casa a las nueve de la noche por estar en el poli.

P: ¿Qué significa Julio Togni para vos?

R: Julio fue mi papá por mucho tiempo, una persona que me enseñó muchísimo de lo que fue el handball. Y me enseñó más a ser persona. Yo juego en la FEMEBAL y ves a los entrenadores insultando los árbitros, a los jugadores. Eso Julio nunca lo permitió. Ni siquiera él lo hizo. Él formó muchos jugadores, pero sobretodo formó personas. Siempre es cruzarme con Julio, darle un abrazo y decirle gracias por todo. Eso es lo que queda, porque la carrera del jugador se termina pero eso es lo que le que queda a uno.

P: ¿Qué otros entrenadores, precisamente de Maipú, te dejaron una enseñanza?

R: El negro Gari es un gran referente en básquet, por ejemplo. En fútbol mi viejo cuando lo tuve, ni hablar de mis amigos y mi familia que es parte de la historia de uno. A Mariano Odescalchi no lo tuve, pero es una persona que aprecio mucho. Marcos Goenaga en atletismo que lo tuve también fue algo que me marcó. Son todos profes que van dejando una huella y que hoy en día lo lleva con uno. El deporte te ayuda muchísimo, pero más te forma como persona. Llega un punto que ellos están mucho más tiempo con vos que tu familia.

P: ¿Qué extrañás de Maipú? ¿Hace cuánto que no venís?

R: A pesar de la distancia, Maipú es todo para mí. Siempre extraño muchísimo estar allá. Las veces que voy y que puedo ir si hay un partido de handball lo veo. Sentarme tranquilo como cuando era chico y mirar todos los partidos. Fui hace un mes, pero quizás hasta dentro de seis meses o un año no pueda volver a ir. Pensar en Maipú es pensar en estar afuera de mi casa tomando mate con mi mamá hablando un rato. La plaza o la pileta del Atlético. Cuántas veces habremos tomado mate ahí. El poli obviamente es mi lugar y después las casas de mis amigos. Ellos son a quienes los extraño muchísimo. Por supuesto que también jugar al básquet en casa hasta altas horas.

P: ¿Con qué trabajo complementás el jugar al handball?

R: Yo trabajo en el peaje desde el 2010. Estoy en la parte administrativa haciendo la parte de calidad la ISO 9001 e ISO 14001. Estoy desde mi casa haciendo home office. Desde que comenzó la pandemia no volví y no creo que vuelva por un tiempo.

P: ¿Cómo definirías el handball maipuense?

R: Maipú está jugando la liga de Mar del Plata y eso ya es un avance enorme. Han logrado salir campeones en algunas categorías y Julio que ese entonces sacaba buenas camadas y buenos equipos. Obviamente por más que tengamos mejores entrenadores competir es lo más importante.

P: ¿Qué consecuencias tendrá el parate por la pandemia de COVID-19 en comparación a otros países? Se evidenció eso en los JJOO de Tokio.

R: Federico Fernández o Seba Simonet son chicos que jugaban acá en la liga y que no tuvieron competencia antes de los Juegos Olímpicos cuando en Europa ya se disputaban torneos y acá no te dejaban entrenar, no te daban un lugar. Muchísimo también se va a notar en las inferiores. Nos va a volver a costar sacar camadas buenas. Los chicos dejaron mucho de jugar en categorías formativas como juveniles y cadetes. Perdieron 2 años de formación. Cuando ya llegas a mayores cambia totalmente y se va a notar

P: ¿Qué tan difícil es tener la chance de jugar en la Selección Mayor?

R: Muchísimo. Más que nada sino te vas a jugar afuera. Yo en su momento me pasó también. No obstante, también entendí que el handball por más que en Europa seas profesional no te vas a salvar. A veces cuesta decir ‘me voy a jugar a Italia’ como me habían ofrecido en un momento, dejando el trabajo, dejando todo; y después que tenga que volver en 10 años sin un estudio y empezar de cero. Pero si no vas a jugar en Europa es muy difícil que tengas una chance. En la Selección son contados los casos que tuvieron esa chance.

P: ¿Cuánto es la vida útil de un jugador de handball?

R: Cuando no sos profesional la edad se baja. Cuando vos tenés que salir a trabajar a las 6 de la mañana y tenés hijos cuesta dar el 100 por 100 con las mismas ganas, durmiendo muy poco. 33-34 años es una edad que podés seguir jugando, pero empezás a bajar el nivel físico, no tanto la técnica. Es más o menos lo que me sucede a mí en este momento. Es difícil no poder entrenar más de tres o cuatro veces por semana incluso a veces ir cansado a entrenar. Pero si entrenas y comés bien la vida útil de un jugador de handball hasta los 35 años está bien. Los arqueros pueden llegar a seguir su carrera hasta los 40.

P: ¿Planificás una vida en Maipú en un futuro?

R: Yo tengo mi vida armada en cuanto a mi trabajo, el de mi mujer, los colegios de mis hijos. Siempre pensé que el hecho de que mi hija pueda salir sola, de salir en una bici como yo hacía antes y volver a las 9 de la noche y saber que no te iba a pasar nada. Siempre está en los planes Maipú, aunque eso cueste muchísimo.

P: ¿Te gustaría ser entrenador en algún momento?

R: Siempre me gustaría trabajar con categorías formativas El ejemplo de julio de formar personas que sean chicos buenos que sean respetuosos del rival. Nunca descarto el hecho de ser entrenador en el futuro.

P: ¿Qué papel sentís que tiene el deporte en la vida?

R: Qué no dejen de darle bola deporte y que inviertan ahí. Que es importante para la sociedad ya que hacemos gente buena y que no se lo tome como un gasto, sino como una inversión social.

Juan Ignacio Acosta para el Visitador digital

Semana Maipuense